Los homosexuales abandonan Siria para evitar que los yihadistas los asesinen.
La persecución se suma a la represión del régimen y al rechazo de sus familias y tribus.
El pasado noviembre, dos veinteañeros sirios eran apedreados hasta la muerte. La ejecución ocurría en Deir Zor.
En el noreste de Siria y feudo del Estado Islámico (EI). Su crimen: ser homosexuales. Se trataba de la primera ejecución pública de gais a manos del grupo yihadista. Un hombre leía la brutal condena amparado por la rigurosa ley religiosa que sirve de Constitución en el califato. A 140 kilómetros de allí, Ibrahim ya hace más de un año que huyó de Raqqa, su ciudad natal y capital del EI. Médico de 33 años, su homosexualidad le ha valido una persecución continua. Encarcelado bajo la ley siria, condenado a muerte por la de los yihadistas y desterrado por su propia tribu, Ibrahim ha logrado sobrevivir a una triple condena.

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