Las fuerzas de seguridad españolas liberaron a 810 trabajadores de los grupos o individuos que abusaban de su vulnerabilidad con el fin de lucrarse. El 28% de las identificados trabajaban en el campo: "Hemos visto allí situaciones anárquicas, gente en condiciones inimaginables", dicen en Accem. Los expertos creen que hay más víctimas de las conocidas, porque muchos no denuncian y otros piensan que es el precio a pagar por vivir aquí. La Policía habla de un aumento de españoles explotados durante la crisis: el 13% de los liberados son de nuestro país, solo detrás de rumanos (26%).
La esclavitud laboral suena a lacra del pasado, a campos de algodón, a remar encadenados a navíos. No encontramos ya en este siglo grandes volúmenes de personas controladas de forma absoluta por otros seres humanos, pero la servidumbre, la coerción y la pobreza hallan siempre un sendero para caminar unidos, sobre todo si les acompaña el lucro económico. Las relaciones laborales es uno de estos senderos.
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