
Ladrillo a ladrillo. Ram Chandra Shreshtra, de 36 años, y su mujer trabajan mezclando argamasa en un molde y secándola al sol. Más de 1.000 ladrillos por jornada. Ninguno de ellos para rehacer su casa; reducida a escombros hace un año. Desde entonces, los Shreshtra y otras casi 900.000 familias afectadas por el terremoto esperan a que la Autoridad Nacional para la Reconstrucción (NRA, en sus siglas en inglés) empiece a rehacer Nepal. El resto de la familia de Ram aguarda en una chabola de un remoto pueblo de Sindhupalchok; región donde el desastre sepultó cerca de 3.500 nepalíes.
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