
En 2000, el porcentaje de niños menores de cinco años que sufrían desnutrición crónica (altura demasiado baja para su edad) en Nigeria era de cerca del 47%. 15 años después, el país africano más poblado recibía buenas noticias: el porcentaje había bajado hasta el 34%. Pero realmente, eran excelentes en el sudeste, donde se había llegado a menos del 10%. Y no tan buenas en el nordeste, más seco y agitado por el conflicto, donde superaban la media nacional.
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